Cosas Veredes
Humanidad acuática
En la década de 1960 surgió una explicación que se volvió “académica” sobre ciertas características físicas de los seres humanos que eran y son desconcertantes
Martes 28 de Mayo del 2013
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Por: Ronny Ugarte Quirós.
Hoy quiero dejar de lado las consultas de los lectores por un momento para abordar un tema que creo les resultará interesante.
Verán: en la década de 1960 surgió una explicación que se volvió “académica” (en el sentido que fue tan aceptada que nadie pensó siquiera en ponerla en discusión) sobre ciertas características físicas de los seres humanos que eran y son desconcertantes.
Ellas son nuestro bipedalismo (único mamífero con esa característica como forma de locomoción básica), nuestra piel prácticamente desnuda y una gruesa capa de grasa justo por debajo de esa piel.
La explicación que se dio en aquella época fue que el hábitat de los antepasados homínidos se transformó en una sabana y por tanto debieron abandonar los árboles, y estando a nivel del suelo el mantenerse erguidos les ayudaba a avistar con más facilidad a los depredadores, por lo que la evolución favoreció esa postura.
Igualmente, debido a que el clima de una sabana es tan cálido, esos homínidos se despojaron de su pelambre y en cambio desarrollaron una piel desnuda y oscura. Y en cuanto a la capa de grasa bajo la piel, como en la sabana las jornadas son largas, esa capa era una reserva de energía que evolucionó para sostener el organismo durante las largas caminatas.
Suena razonable, ¿no? Pues sí, y por eso esa idea fue tan aceptada hace medio siglo. Pero desde los años 80, o sea apenas 20 años después de formulada esa hipótesis, empezaron a surgir datos que la contradecían.
Cuando los paleontólogos dejaron de concentrarse únicamente en los fósiles homínidos y empezaron a estudiar fósiles de animales, polen, plantas y otros rastros para averiguar cómo era el hábitat de esos ancestros nuestros, se empezó a hacer claro que ninguno correspondía a flora o fauna de sabana sino de selva, y selva profusa. Entonces toda la idea del homínido bajado de los árboles se desmoronó.
Lo curioso es que nadie lo dijo. La idea quedó allí, como guardada en un cajón, por eso aún hay quien la cree firmemente, aunque ya no tiene asidero. Y lo más controversial es que existe una hipótesis que explica mejor esos rasgos humanos, pero sistemáticamente ha sido rechazada por la comunidad científica. Eso es lo que veremos mañana.