Cosas Veredes
Los gatos: grandes incomprendidos
Los gatos tienen la ventaja sobre los perros de que prácticamente se cuidan solos. Basta con tenerlos bien alimentados, desparasitados y castrados para que vivan muchos años, a menudo más que los perros, sin tener que sacarlos a pasear, bañarlos (aunque no está de más hacerlo) o estar permanentemente pendientes de ellos.
Sábado 20 de Julio del 2013
Por: Ronny Ugarte Quirós.
Arturo Blanco Coto me escribe lo siguiente: “Quisiera pedirle si podría escribir algo a favor de los gatos domésticos. Mi esposa y yo somos amantes de los animales, en particular de los gatos, y consideramos que hay mucho prejuicio y desprecio en muchas sociedades hacia estos animalitos tan buenos e inteligentes”.
Es cierto que existen muchos mitos sobre los gatos, especialmente negativos. Nunca he comprendido muy bien por qué, aunque imagino que tiene que ver con el hecho de que se les compara mucho con los perros, quienes definitivamente les ganan en simpatía y ganas de agradar a sus amos (mientras que los gatos no sienten ninguna necesidad de ganarse el cariño de sus dueños, dan por un hecho que lo tienen).
Sin embargo eso no significa que no sean cariñosos. De hecho, a su manera suelen manifestar más cariño que los propios perros, y de manera mucho más tranquila, menos atolondrada. Suele decirse que la compañía de un gato, al contrario de lo que ocurre con los perros, es relajante.
Los gatos tienen la ventaja sobre los perros de que prácticamente se cuidan solos. Basta con tenerlos bien alimentados, desparasitados y castrados para que vivan muchos años, a menudo más que los perros, sin tener que sacarlos a pasear, bañarlos (aunque no está de más hacerlo) o estar permanentemente pendientes de ellos.
Viven muy a su aire, sin importunar a sus dueños. Eso sí, lo primero que aprende el dueño del gato es a desconfiar de si el dueño es él o si más bien el dueño es el gato. Y además debe aprender a aceptar que el gato se aproximará cuando le dé su gana, no antes ni después.
No es cierto que las mujeres embarazadas deban evitar el contacto con los gatos. Lo que deben evitar es el contacto con sus heces, por lo que si encargan a otra persona la limpieza del arenero, o bien lo hacen ellas con guantes y procurando que ninguna parte de su cuerpo toque la arena o las heces, el riesgo de complicaciones en el embarazo es sumamente bajo.
Tampoco es cierto que los gatos creen problemas respiratorios con su pelo. En los raros casos en que alguna persona muestra dificultades para respirar ante la presencia de gatos se debe más bien a la saliva impregnada en el ambiente, pues contiene una enzima que estas personas no pueden metabolizar y crea una reacción alérgica.
Por último, no se debe pensar que castrar a un gato es algo así como restarle calidad de vida. Estos animales no tienen una necesidad sexual del mismo tipo que las personas. La actividad sexual de los gatos es definida por sus hormonas, y mientras no se manifiesten, para ellos el sexo es algo totalmente inexistente.