Falta de baño medieval
Cuando uno ve películas sobre la época (como por ejemplo las de Robin Hood, historias del Rey Arturo, o El Cid, etc.), se ven las relucientes armaduras, los trajes de diversos colores, todo bastante limpio e inmaculado.
Sábado 27 de Julio del 2013
Por: Ronny Ugarte Quirós.
He aquí una columna rescatada de la ceveteca, como suelo hacer los sábados. Se trata de una pregunta que me hizo hace varios años Andrés Aguirre Carvajal: “¿Es cierto que los reyes de la Europa medieval no se bañaban, y sus esposas tenían que aguantarse sus malos olores?”
No sólo los reyes, sino todo el mundo en Europa, en la Edad Media, no eran proclives a bañarse.
Cuando uno ve películas sobre la época (como por ejemplo las de Robin Hood, historias del Rey Arturo, o El Cid, etc.), se ven las relucientes armaduras, los trajes de diversos colores, todo bastante limpio e inmaculado.
Pero la realidad era muy otra: la gente no tenía idea alguna de la existencia de los gérmenes, ni de que la falta de aseo era promotora de infecciones y enfermedades.
De hecho, se tenía el concepto de que la piel, si era sometida a muchos baños, podía “adelgazarse” y por tanto debilitarse. Es más, se tenía “claro” que si alguien se aseaba a menudo, era probable que tuviera alguna enfermedad en la piel.
Así pues, la gente simplemente vivía la vida sin preocuparse por olores, sudores y demás efluvios corporales.
Ahora bien, decir que las reinas eran las que debían soportar los olores de sus maridos reticentes a bañarse es ver sólo la mitad del asunto, porque en realidad ellas tampoco se bañaban.
Y como tampoco se aseaba el menaje de casa, entonces las camas acumulaban los hedores de sus ocupantes (además de chinches, pulgas, y otros bichos de no grata recordación).
¿Cómo hacía la gente para soportar ese bombardeo odorífero?
La respuesta podría estar en que para ellos eso era normal. A nosotros, un tanto más aseado, el olor corporal de otra persona puede resultarnos repugnante. Pero cuando uno vive en un ambiente lleno de olores distintos toda su vida, termina por ignorarlos.
Más aún si uno huele más o menos igual de mal. ¿No les parece?