Pseudociencias (2)
Viernes 23 de Agosto del 2013
Por: Ronny Ugarte Quirós.
Nos vamos a referir hoy a cómo se puede diferenciar una pseudociencia de la ciencia verdadera. Aquí hay que anotar que a veces los límites son borrosos, más bien debido a las personas que participan, que a las disciplinas en sí. Pero en términos generales, si una actividad o creencia posee varias o todas estas características, se puede asegurar que se trata de una pseudociencia.
Primera: suelen ser disciplinas aisladas, es decir, no se integran con otras. La biología y la física están muy relacionadas con la química y la matemática. Lo mismo se puede decir de la arqueología y la astronomía. En toda disciplina científica hay siempre un importante intercambio de ideas que enriquece a todas y cada una.
En cambio, en el caso de las pseudociencias, si bien pueden y suelen tomar pedazos de información de las disciplinas auténticamente científicas, en sustancia su actividad es aislada, y no sólo con respecto a las ciencias verdaderas, sino también con respecto a ellas mismas (el estudio del fenómeno OVNI se relaciona poco con la Sindonología o la Parasicología).
Segunda: aceptan para sí mismas contradicciones lógicas. Por ejemplo, un teórico de los OVNIs asevera que son naves extraterrestres aunque no existe prueba de que los extraterrestres existan. De hecho, para él, que acaba de declarar que las naves son extraterrestres, inmediatamente después las naves mismas constituyen para él la prueba de que los extraterrestres existen. Por decirlo así: “son naves (y nótese que de una vez las considera naves) tan tecnológicamente avanzadas que deben ser de origen extraterrestre (o sea, él mismo las declara naves, y con base en eso concluye que por ser naves son tecnológicamente avanzadas, y que por ser tecnológicamente avanzadas no pueden haber sido construidas en nuestro planeta), de donde termina concluyendo que los extraterrestres existen. Como se ve, en ningún caso se ha apoyado en pruebas válidas, sino en simples suposiciones que no pueden ser demostradas.
Tercero: sus supuestas pruebas y argumentos no son validables, es decir, no pueden ser sujetos a corroboración objetiva. Casi siempre la validez de una prueba depende de la subjetividad de quien la aporta y quien la acepta.
Cuarto: son dogmáticas y selectivas. No aceptan ningún argumento que contradiga su creencia, ni siquiera si el mismo tiene evidente validez científica. En ese caso, crean argumentos para descalificarlo, o simplemente lo ignoran. En cambio, cualquier prueba aparentemente científica que aunque sea levemente valide sus creencias es aplaudida y acuerpada entusiastamente.
Terminamos mañana.