Creo que todos aspiramos a ser un manantial de vida
pero a veces cuesta ¿no?
Creo que el primer paso para lograrlo es dejar que el agua
siga su curso naturalmente, que busque
la verdadera manera de fluir.
Si detenemos el agua, si creamos obstáculos para impedir
su paso nuestra vida no podremos lograr ser auténticos
y nos estamos perdiendo lo más hermoso que podemos llevar
con nosotros toda la vida:
ser un manantial de frescura, de amor…
Ser el agua que toca a su paso y salpica dando fuerzas, vida…
y que acaricia todos los territorios dejando en cada uno
pequeñas marcas de su paso por ahí.
¡¡Qué importante es ser un manantial!
Pasar por donde otros no pasan, llegar a todos los rincones,
recrearse a medida que se avanza, no congelarse,
no quedarse quieto… no tener temor… no retener…
Ser un manantial es pasar por la vida de una manera única
y al retirarnos saber que esas pequeñas gotitas ayudaron a
otras personas a ver la vida de una manera diferente.