A medida que pasan los años
compruebas que no siempre a quien madruga
Dios le ayuda
si antes has pasado una noche en vela.
Que el trabajo dignifica
cuando te dejan demostrar lo que vales.
Que una retirada a tiempo es una victoria
cuando no te sabe a derrota
y que no siempre el fin justifica los medios.
Que para presumir no hay que sufrir
si la belleza está en tu cabeza.
Que no hay mal que cien años
dure pero sí amores que matan.
Que en boca cerrada no entran moscas
ni siempre quien calla otorga.
Que solo de alegría te hará llorar
quien bien te quiere
y que no siempre el tiempo todo lo cura
si dejas cicatrices abiertas.
Que si ríes el último para reír dos veces
clavas tu propia tumba.
Que no siempre el que la sigue la consigue
ni el que busca siempre encuentra,
pero se hace camino al andar.
Comprendes que la primera impresión
a veces no es la que cuenta
y que a la tercera va la vencida
si te dejan tener segundas oportunidades.
Aprendes que se dice más hablando
en silencio que gritando a voces.
Que creces cuando caminas descalzo,
que envejeces con piedras en los zapatos
y que morirás con las botas puestas…