Anciano es el que tiene mucha edad;
viejo es el que perdió la jovialidad.
La edad desgasta las células, la vejez desgasta el espíritu.
Tú eres anciano cuando te preguntas si algo vale la pena.
Eres viejo cuando, sin pensar, dices que no.
Tú eres anciano cuando sueñas.
Eres viejo cuando apenas duermes.
Tú eres anciano cuando aún aprendes.
Eres viejo cuando ya ni siquiera enseñas.
Tú eres anciano cuando aún te ejercitas.
Eres viejo cuando pasas la mayor parte de tu tiempo sentado o acostado.
Tú eres anciano cuando el día de hoy es el primero del resto de tu vida.
Eres viejo cuando todos los días parecen ser el último de una larga jornada.
Tú eres anciano cuando el día que comienzas es único.
Eres viejo cuando todos tus días son iguales.
Tú eres anciano cuando en tu agenda tienes proyectos
y obligaciones para cumplir mañana,
pasado o la semana que viene.
Eres viejo cuando tu agenda está en blanco y sólo vives pensando en los ayeres.
Tú eres anciano cuando te renuevas cada día que comienza,
porque pones la vista en el horizonte,
donde el sol sale e ilumina tus esperanzas.
Eres viejo cuando te detienes a pensar
que ése puede ser el último de tus días,
y te deprimes mirando las sombras del ayer.
Tú eres anciano cuando tienes esperanzas,
y el tiempo pasa rápido, porque la vejez nunca llega.
Eres viejo cuando tus horas se arrastran vacías de sentido
y llenas de tristezas.
Tú eres anciano cuando tus arrugas están marcadas por sonrisas.
Eres viejo cuando tus arrugas fueron marcadas por la amargura.
El anciano y el viejo pueden tener la misma edad cronológica,
pero tienen diferentes edades en su espíritu y su corazón.
Por eso, amigo anciano, vive una larga vida, pero nunca te quedes viejo.
Alberto Ziegler
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