La fe conlleva tener el valor para dejar ir y creer en un Poder mayor. Al tener fe, aunque sea del tamaño de un grano de mostaza, nada nos sería imposible. Jesús dijo: “A este monte le dirían ‘¡Quítate de ahí y échate en el mar!’ y así se haría”.
Mi fe está en Dios. Mas ¿están mis acciones en armonía con mi fe? Lo están cuando sigo el ejemplo de Jesús y permito que Dios guíe mis pasos. Así que oro por comprensión y guía, y para profundizar mi fe. Mi confianza en Dios le permite obrar en mi vida.
¿Necesito curación? ¿Una relación personal amorosa? ¿Comprensión? Mi fe echa fuera el temor y la negatividad. Al orar hago a un lado la duda. ¡Vivo cada día al máximo!
Pero Jesús se volvió a mirarla y le dijo: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado”. Y a partir de ese momento la mujer quedó sana.—Mateo 9:22