En su primera carta a los corintios, el apóstol Pablo habla acerca del poder del amor y lo que significa en nuestras vidas: “El amor es paciente y bondadoso…Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás dejará de existir”.
En mis interacciones —bien sean personales o de negocios— recuerdo las palabras de Pablo y permito que éstas guíen mis acciones. Determino ser paciente y bondadoso, dejando que los demás expresen quienes son sin juicio ni censura. Expreso el amor de Dios por otros orando por ellos y animándolos a encontrar su camino en la vida.
El amor de Dios obra por medio de mí guiando mis interacciones con los demás.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el más importante de todos es el amor.—1 Corintios 13:13
No importa dónde esté o en qué situación me encuentre, la paz siempre está disponible para mí. La paz es una sensación libre de conflicto o inquietud. Es un sentido interno de calma, serenidad y tranquilidad.
Reconozco que en mi vida existen situaciones que pueden hacerme sentir inquieto. En momentos de cambio o reto puede que mis pensamientos giren alrededor del temor. Mas, al notar este estado atribulado, hago un esfuerzo consciente para calmar mis pensamientos y suscitar la paz.
Respiro profundamente y hago una pausa. Me susurro: Paz, aquiétate. Afirmo que Dios está presente aquí mismo donde estoy, guiándome al resultado correcto y perfecto.
Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: “¡Silencio! ¡A callar!” Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma.—Marcos 4:39