Siempre estoy en evolución hacia una expresión mayor de mi ser divino.
Dios me creó según una imagen divina, con cualidades espirituales tales como amor, paz y bondad. Cuando pienso, hablo y actúo de maneras que reflejan estas cualidades, cumplo con mi potencial divino.
Evolución, por definición, es un proceso gradual de crecimiento. Si siento que no progreso con suficiente rapidez, recuerdo tener paciencia conmigo mismo. Aun cuando sienta que voy hacia atrás, siempre estoy evolucionando. Como una flecha que es jalada hacia atrás en el arco antes de ser lanzada, los errores que cometo y los reveses que sufro me impulsan hacia adelante. Aprendo de mis experiencias y participo conscientemente en mi crecimiento.
Siempre estoy en evolución hacia una expresión mayor de mi ser divino.
Profesemos la verdad en amor y crezcamos en todo en Cristo, que es la cabeza.—Efesios 4:15