Cada vez que demuestro paciencia y comprensión, en vez de reaccionar de un modo negativo, promuevo la paz. Recuerdo que aquello a lo que doy mi energía se expande, de manera que determino buscar maneras de expresar armonía a mi alrededor.
Si alguna persona parece conflictiva, recuerdo no asumir que es mi responsabilidad corregirle. Por el contrario, escucho lo que tiene que decir para entender su punto de vista.
Incluso cuando no estoy de acuerdo, actúo con respeto e integridad. Hasta el individuo con un punto de vista obstinado tiene derecho a su opinión. Sólo al buscar comprender a otro puedo ayudar a establecer la armonía. Cuando establezco paz en mi vida, creo paz en el mundo.