Existen muchos tipos de maltrato y todos son deleznables, intolerables y
casi imposible de
creer que sigan existiendo en pleno siglo XXI. Pero lamentablemente vemos
hoy más que nunca, en una sociedad llena de información que debería ser mucho
más culta, pacífica, respetuosa y tolerante, que la crueldad del ser humano no es cosa
de la edad media y que parece haber perfeccionado “a mala idea” las técnicas para
maltratar todo lo que le rodea. Y digo que vivimos en una sociedad que lo maltrata todo
porque no hay consciencia alguna de nada. Destruimos la naturaleza, dañamos
los árboles, las plantas, la capa de ozono…, existe el maltrato a otros seres humanos
como a los compañeros de colegio –el famoso buling-, a los profesores, a los padres,
el de padres a hijos,… la violencia machista que nos deja tantas muertes de mujeres
al año, la violencia por razones religiosas, étnicas, raciales, por preferencia
de sexo, etc.etc.etc.
Pero existe un maltrato igual de repugnante que todos los que hemos nombrado
anteriormente, y que no deja de sucederse y que pocas veces vemos en el telediario:
el maltrato animal. Ya sea un animal doméstico o de los circos, zoológicos o safaris.
¿Acaso no nos hemos dado cuenta aún de que los animales son seres vivos?
Lo peor de todo es que muchos de nosotros, ni siquiera sabemos reconocer
cuando el dueño de una mascota está abusando de ella y convivimos
con este germen a diario.
Para informar y ayudar a estos animales, desde 1866 en Estados Unidos se creó
el mes de abril como el mes del maltrato unido al lazo naranja contra el maltrato animal
para concienciar al mundo sobre esta problemática. A esta iniciativa poco a poco
se fueron sumando otras ONGs y demás organismos en todo el mundo.
El lazo naranja es el símbolo y la voz de esos animales maltratados que sufren
sin merecerlo y que no pueden defenderse.
Generalmente, nosotros identificamos como maltrato un abandono, o si vemos
un animal con una herida abierta muy notable, pero así como pasa con el maltrato
a niños o a mujeres, el maltrato a los animales es muy sutil y a veces cuesta
identificarlo pero es una realidad de la que debemos ser conscientes y estar alerta
y denunciar. Nadie por ser dueño de un perro por ejemplo, tiene derecho a maltratarlo
aunque culturalmente, nos hayan trasmitido que “como es mío,
hago lo que quiero con él”.
Para identificar a un animal que es víctima de abusos podemos
observar estas pautas:
si lleva un collar demasiado apretado o de castigo
si se ve una falta de alimentación correcta
cuando está falto de aseo, higiene
cuando vemos a los animales en la intemperie sin un refugio adecuado y/o
atado sin agua ni alimentos
o cuando el animal está metido en jaulas muy pequeñas para su tamaño.
Si somos testigo de cualquier tipo de maltrato debemos ser responsables
y acudir a denunciar los hechos cuanto antes, contribuiremos
así a formar un mundo mejor.