Soy bendecido ricamente con los dones del Espíritu.
Dones
Al mirar más allá de la satisfacción temporal que brindan los regalos materiales, reconozco que los mejores obsequios en la vida son las perlas de sabiduría, la fortaleza de espíritu y el amor divino. En el fluir de la provisión ilimitada de Dios, recibo con agradecimiento estas bendiciones y las comparto con los demás. Al hacerlo, ellas se multiplican y regresan a mí. Llevar una vida centrada en Dios y compartir mis dones espirituales con los demás me llenan de gozo.
Me regocijo al sentir cómo crece en mí el amor de Dios, y lo expreso como sabiduría y fortaleza interna. Soy bendecido ricamente por dones verdaderamente valiosos.
“Ahora bien, hay diversidad de dones ... pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.”—1 Corintios 12:4, 6