Le gusta leerme para descubrir lo que describo en el mundo de las letras, las palabras y los versos, siente una emoción que la conecta de inmediato con sus sentidos, sus sentimientos y las emociones a flor de piel porque para recorrer en sus ojos cada página ha hecho su rincón y su momento donde escucha los latidos de mi corazón.
Ella lee al poeta y cierra los ojos para imaginar, para soñar y su hombre se convierte en su almohada, lo besa, lo acaricia y pone sus manos debajo y aprieta las sábanas para sentir el fuego de sus brazos, las brasas de su pecho mientras sus labios buscan la fuerza de mis venas porque quiere dejar la marca de su sed, sus instintos, sus deseos y su placer.
¿Quién es él? ¿Qué ha hecho para tenerla así? Hasta parece que la tinta de su pluma en cada línea y en cada trazo cae sobre los espacios de su cuerpo y ella tiembla en un evento lleno de pasión y de seducción, su piel se eriza y le falta el aire en la respiración, entonces sus dedos surcan los rincones de sus costas a la espera de ser bañadas por la savia de su inspiración.
Ha metido mi alma dentro de su corazón y nadie puede sacarme de ahí, aunque sabe que la distancia separa mi cuerpo de sus ganas y no quiere entender que es un amor imposible y cuando llega la noche corre las cortinas de su ventana, allí la brisa y los reflejos de la luna entran sin pedir permiso y acostada desnuda sobre la cama se hace reina de mi corazón de poeta.