No sé cómo, pero sigo...
Hay días en los que respirar es una hazaña, en los que levantarme parece un acto inútil. Sin ganas, sin fuerzas, sin sentido, pero sigo. No porque quiera, sino porque algo en mí —pequeño, casi invisible— se niega a apagarse.
No quiero consejos, no necesito soluciones. Solo quiero que alguien esté, sin palabras, sin juicios. Que me acompañen en silencio, siendo testigos de este caos que soy ahora. Porque a veces la soledad me calma, pero otras me pesa más que el dolor mismo.
Sigo, aunque no sepa cómo. A veces es solo dejar que el corazón lata un día más, que el tiempo pase hasta que un momento de calma me encuentre. No tengo respuestas ni mapas, solo la esperanza de que algún día dolerá menos, de que avanzar no es olvidar, sino honrar lo que fue.
No sé cómo, pero sigo. Y eso, aunque no lo parezca, es un milagro en sí mismo.
FERNANDO D´SANDI
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