CAPÍTULO IV
ANDRES volvió a Madrid, envió dinero a Margarita y se encontró con Fermín Ibarra ya curado. Fue a su casa y le enseñó sus inventos, a los que quería sacar patente, como de unas llantas que luego salieron al mercado. Por las tardes iba a casa de Iturrioz, y hablando de la carrera de medicina, decía que los profesores no tenían más finalidad que cobrar su sueldo. Andrés está realmente angustiado y su tío le dice que está perdido, que pensar como él no le va a llevar a nada bueno. Andrés comienza a defender a Kant mientras que Iturrioz dice que todo lo que él dice son cosas absurdas.
Sigue la discusión filosófica diciendo Iturrioz que juzga por las sensaciones de los sentidos. Y Andrés le responde diciendo que la duda lo arrasa todo, que cuando nuestra inteligencia afirma sus verdades no hace más que señalar su mismo mecanismo. Fuera de los axiones lógicos y matemáticos, las verdades tienen como condición ser unánimes. Son unánimes porque son verdades. La ciencia es la única construcción fuerte de la realidad.
Iturrioz replica diciendo que la ciencia arrolla esos obstáculos y también al hombre.
Según Iturrioz la vida necesita estar basada en la mentira.
Andrés está en parte de acuerdo con él, y afirma que el hombre, a más comprender, menos desea. La ciencia debe encontrar una verdad: la cantidad de mentira que es necesaria para la vida.
Iturrioz basándose en la filosofía que él lee, la inglesa, alega que cree que hay ideas que son fuerzas, que partiendo de la relatividad de todo, hay que darle un valor absoluto a las relaciones entre las cosas.
Andrés le dice que fuera de las matemáticas y lo empírico, la ciencia no dice mucho.
Sigue la discusión filosófica, con Iturrioz diciendo que el intelectualismo es estéril, a lo que Andrés rebate diciéndole que hay formas de agrupación social unas mejores que otras y que se deben ir dejando y tomando las buenas. Con nuestras fuerzas vamos siendo dueños del mundo.
La conversación acaba con Iturrioz diciendo que él es romántico práctico, y que inventará la Compañía del Hombre: enseñar el valor, la sereniel reposo. A lo que por último, Andrés contesta que cuando funde esa compañía, le escríba al pueblo.
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