De: ASHCEN (Mensaje original) |
Enviado: 25/09/2009 08:06 |
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Autorretrato 1670
National Gallery, Londres
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BARTOLOME ESTEBAN MURILLO
- La considerable falta de noticias y el carácter frecuentemente contradictorio de las pocas que han llegado hasta nosotros, constituyen un factor preeminente cuando se afronta el estudio de Murillo, célebre en su tiempo y firme durante siglos en la cúspide de la fama. Semejante pobreza de información resulta inexplicable. Las dudas comienzan con la fecha de su nacimiento, se cree que Bartolomé Esteban Murillo nació en Sevilla a finales de diciembre de 1617.
- Su padre fue mecánico. Cuando Murillo alcanzó los diez años de edad, había
- perdido a sus progenitores y estaba al cuidado de un tío.
- A los veintidós años, consiguió ganarse modestamente la vida pintando
- y vendiendo cuadros en el mercado semanal de Sevilla.
- Fue durante este período de su vida cuando muchas de sus pinturas fueron
- llevadas a América del Sur, induciendo a la teoría falsa, sostenida antaño por los
- historiadores, de que había vivido en la América española. A requerimiento de
- un amigo suyo, Murillo fue a Madrid en 1643, a ver al gran pintor de la Corte, Velázquez, que, por entonces, estaba en el cenit de su reputación. Velázquez le trató amablemente, le dio lecciones y le familiarizó con las grandes colecciones del Tesoro Artístico Real.
- Al regreso de Murillo a Sevilla, en 1646, consiguió rápidamente una reputación de pintor de primera fila.
- Su obra importante inicial fue una serie de once cuadros para el convento franciscano situado en el recinto de la ciudad. En 1648, se casó con una mujer adinerada de una población contigua a Sevilla. En 1654, como cabeza de la escuela sevillana de pintura, recibía numerosos encargos de la catedral y de los grupos religiosos. En 1660, fundó y fue el primer Presidente de la Academia de Sevilla. Permaneció en esta ciudad hasta su muerte, en 1682.
- Su popularidad después de muerto fue tan grande que un estilo de pintura llamado «Murillo» perduró hasta el siglo XIX.
- Es posible que un futuro hallazgo de documentos nos ilustre mejor acerca de la trayectoria artística de Murillo. Por ahora, no parece posible delinear un desarrollo distinto al indicado, como reflejo de una biografía que al parecer, se desenvolvió enteramente en Sevilla, en la paz del éxito profesional y de una fe sin duda auténtica, aunque dentro de los términos que hemos deducido de su obra pictórica.
- Sabemos además de las fechas de diversos ciclos encargados por iglesias y conventos sevillanos, que el pintor tuvo varios hijos, algunos de los cuales abrazaron la vida eclesiástica, y tal vez uno se dedicó a la pintura.
- También se sabe que en 1660 Murillo como ya lo dijimos anteriormente fue miembro fundador de la Academia de Sevilla, ostentando su presidencia en unión de Herrera el Joven: Por lo menos así lo ha trasmitido la tradición. En cambio existe otra versión según la cual fue Murillo el primer presidente solamente. También parece que una de sus Inmaculadas debió de conmover profundamente al joven Carlos II y a la regente Mariana, que le ofreció en vano el cargo de pintor real.
- Es cierto, finalmente que en 1681 (y no en 1682 como se afirma) el maestro se encontraba en Cádiz para pintar en la iglesia de los capuchinos. La caída desde un andamio le habría ocasionado la muerte: Pero esta noticia, una vez más, carece de refrendo histórico. Lo que resulta seguro es que falleció en Sevilla a los sesenta y cinco años el 3 de abril de 1682.
Durante su vida, Murillo fue famoso sobre todo por sus pinturas religiosas. De hecho, pintó por lo menos quince versiones de la Inmaculada Concepción, y estuvo íntimamente relacionado con este tema.
Sus cuadros religiosos tienen fama por la dulzura de expresión y por las formas idealizadas que empleó para conseguir dicho efecto. Sin embargo, el moderno admirador de su trabajo queda mucho más impresionado por sus escenas de la vida cotidiana, en especial por sus cuadros de niños pordioseros.
- Murillo había tenido amplias oportunidades de observar las actividades callejeras antes de su ascenso a la fama. En esas pinturas, que realizó tanto a principios como al final de su vida, muestra un profundo respeto por la realidad y es capaz de conseguir que su técnica brillante esté al servicio de temas que para él fueron completamente reales.
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ASHCEN |
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