En el complejo mítico de los griegos se juntaron dos grandes culturas hasta cierto punto independientes:
Por una parte, la de los pueblos que habitaban los territorios que ocuparon las tribus heléncias. Estos tenían su propia cultura, tanto material, como intelectual e ideológica. De ella tomaron los invasores gran cantidad de elementos de ambos aspectos.
La otra parte era la aportación de mitos de orden nativo, o sea de los indogermánicos o indoeuropeos, que los recien llegados traían. Es la mitología de los primitivos ancestros de las grandes culturas que iban a florecer más tarde en Irán, India, Grecia, Roma y otros.
La mitología griega, en su periodo más importante, se desarrolló en el siglo VIII a. C. Los griegos creían que los dioses habían elegido el monte Olimpo, en una región de Grecia llamada Tesalia, como su residencia. En el Olimpo, los dioses formaban una sociedad organizada en términos de autoridad y poderes, se movían con total libertad y formaban tres grupos que controlaban sendos poderes: el cielo o firmamento, el mar y la tierra.
Fueron tres las colecciones clásicas de mitos: La Teogonía de Hesíodo y la Iliada y la Odisea del Homero.
HESIODO
ORIGENES...
Según Hesíodo, al comienzo no hay nada más que espacio, nada orgánico, nada que pueda ser descrito. Luego, después de ese vacío, comienza a dibujarse la primera de las realidades, que limita y comienza a darle a todo un sentido: la Tierra, Gea, y bajo ella seguía existiendo un espacio vacío donde todo era Caos y reinaba el dios del mismo nombre. Este dios engendra al Erebo, el vasto espacio subyacente, en que más tarde tendrán su lugar los infiernos. En el vacío ubicado por encima de la Tierra, instala esta a su primogénito, Urano (el Cielo), que emana de ella.
HOMERO
Erebo, hijo de Caos, tuvo una hermana llamada Noche. Mientras Gea, después de haber engendrado a Urano, dio a luz a las Montañas y las Ninfas (Driadas y Nereidas), A Gea también corresponde la maternidad de Pontos (La ola poderosa). La diosa Noche engendra dos hijos: Éter y Día, El primero es la clara y pura luz que se adivina en las más altas regiones de la atmósfera; la luz de los dioses. Por su parte el Día, ilumina a los mortales, y alterna con su madre la Noche.
Urano y Gea adquieren preeminencia, de ellos nacen muchos hijos, entre los que se encuentran los Titanes, las Titánidas y los Cíclopes. Los Titanes son seis: Océano, el mayor, luego Ceo, Críos, Hiperión, Iapeto y, finalmente, Cronos. Seis Titánidas: Tía, Rea, Temis, Mnemosine, Febe y Tetis. Algunos de estos nombres responden a funciones particulares dentro del mundo, así, Temis, por ejemplo es la Justicia, Mnemosine es la memoria, Tetis es una divinidad marina; parece personificar la fecundidad femenina del Mar, que casada con Océano, le da más de tres mil hijos que son los ríos del mundo.
LA SEGUNDA GENERACIÓN...
De todos los hijos que engendran Urano y Gea, el de mayor importancia es Cronos. A partir de él se desarrollan los destinos que llevan al poder a la generación divina de los Olímpicos. Debido a que Urano detestaba haber sido un padre tan prolífico y detestaba a seis de sus hijos, los mas horrendos, que eran los Cíclopes (Arges, Asteropes y Brontes) y los Hecatonquiros -los Cienbrazos- (Coto, Briareo y Gies), les prohibía el ver la luz; les obligaba a permanecer encerrados en las profundidades de la Tierra, lo cual molestaba profundamente a Gea.
GEA
Como Urano imponía una continua fecundidad a su compañera, ésta planeó junto con sus hijos mayores, la venganza. Ninguno de ellos aceptó, excepto el más joven de ellos, Cronos, quien odiaba a su padre (no se sabe bien por qué). Entonces Gea le confió una serpiente de acero muy dura y aguzada, y cuando una noche Urano se acercó a ella para fecundarla una vez más, Cronos que se encontraba expectante, le cortó con la serpiente los testículos a su padre y los lanzó al espacio. La sangre del dios herido cayó en forma de lluvia sobre la tierra y el mar, donde engendró a otras divinidades.
De esta sangre mezclada con semen, que cayó sobre la tierra, nacieron las Erinias, las tres Furias, los Gigantes; y, mezclada con la espuma del mar, nace la diosa Afrodita.
Luego de cumplir su venganza, Cronos se quedó solo para reinar en el mundo que apenas se formaba. Alrededor de él se formaron nuevas generaciones. De esta manera el mundo se preparaba para recibir a los Hombres disponiéndoles mil causas de sufrimientos.
CRONOS
Luego de destronar a su padre, Cronos había rehusado dar satisfacción a Gea y no quiso liberar a sus hermanos condenados a no ver la luz. Gea le prometió que también él sufriría la suerte que había infligido a su padre, y que sería destronado por uno de sus hijos. Posteriormente ya en unión con su hermano la Titánida Rea, tuvo tres hijas: Hestia, Deméter y Hera, y tres hijos: Hades, Poseidón y, finalmente, Zeus. Para prevenirse contra la maldición, Cronos devoraba los hijos que le daba Rea. Los primeros cinco, se los comió. Pero cuando estuvo a punto de nacer el pequeño Zeus, Rea decidió salvar a ese niño. Con la complicidad de Gea, encontró un asilo en una caverna de Creta, donde dio a luz. Luego tomó una piedra y la envolvió en pañales, llevándosela a Cronos y diciéndole que era su hijo. Sin enterarse de la verdad, Cronos, tomó la piedra y se la comió. Zeus se había salvado al mismo tiempo que Cronos estaba condenado. Zeus creció en el antro de Creta, confiado a la custodia de una nodriza, la ninfa Almatea, y de jóvenes guerreros armados de lanza y escudo, los Curetas. Los Curetas (los jóvenes) danzaban sin descando una danza guerrera en torno a la gruta donde reposaba el niño: hacían el mayor ruido posible, entrechocando las armas y lanzando gritos de guerra. Todo ello con el fin de cubrir el llanto de Zeus, impidiendo que Cronos lo descubriera y se apresurase a devorarlo.
Con amor...
Flaquita