Es una bonita tradición, pero tan arraigada que en los sectores más pobres, dejan incluso de comprar lo necesario para su alimentación, con tal de poner su ofrenda a sus seres queridos que ya han muerto.
En mi tierra (Morelos), hacen un "caminito" de pétalos de zempazuchil (la flor de muerto de la que hablas). Este caminito va desde la calle hasta la habitación principal de la casa, dónde está el altar de la ofrenda. Según las creencias de la gente, el caminito lo hacen para guiar a los muertos, y que no se pierdan o se metan a otra casa a disfrutar una ofrenda que no les pertenece. Al tercer día, cuándo quitan la ofrenda...¡se comen todo lo que pusieron!. La creencia general es que los espiritus de los familiares ya fallecidos, llegan y se alimentan con el aroma de la comida y dulces que les ofrendan. La comida entonces queda según ellos, sin los nutrientes y sin sabor, pues la esencia se la "comieron" los muertitos. Se reparten todo lo que pusieron en la ofrenda entre los familiares, y se lo comen como un homenaje más...¡uffffff! una comida de tres días sin refrigerarse y con el calor de las veladoras...¡es de pensarse!.
El día 2 de noviembre, es una verdadera fiesta en los panteones, la gente acude llevando comida, bebida, estereos portátiles, guitarras. Ponen sobre la tumba de su ser querido, después de limpiarla y deshierbar los alrededores, un mantel blanco y a los lados flores frescas. Sobre el mantel, colocan comida y bebida, platos, vasos, cubiertos y servilletas...¡y a comer en el panteón! sentados en el suelo, o los que son más previsores, en sillas portátiles, oyendo música, bailando, cantando. Todos felices, todos alegres. Es un mundo de gente, así que la fiesta se arma, pues muchas familias se conocen y si no, ahí hacen amistad. Esta fiesta dura todo el día y toda la noche. Excuso decirte que para en la noche, ya muchos están bastante pasaditos de copas, de tanto brindar con los muertitos.
Pero lo más sorprendente de estas tradiciones, lo tenemos en "Villa- Pomuch", Campeche, tu has de conocer por ahí, cerca de Hecelchakan. Los lugareños de esa villa, son casi el 80% indigenas mayas, que no hablan el español, y es terrorífico lo que hacen el día de muertos, pues tienen la idea de que quien muere, va a un lugar destinado y los familiares tienen que atenderlo. Para el ritual que hacen, deben esperar tres años y medio para retirar los restos de su familiar, del ataud, (antes no se puede por razones obvias), y pasarlos a un osario, una caja de madera o metal, en la cual acomodan cuidadosamente los huesos del familiar muerto, en orden, primero colocan los huesos largos, luego las costillas, y al final los huesos cortos y planos. Asimismo, se pone el cráneo con o sin mandíbula encima de todo y el cabello, que en ocasiones se conserva, es acomodado sobre la frente.
En el Día Muertos, la población con algún familiar fallecido, acude al cementerio no sólo a limpiar, deshierbar y pintar los osarios, sino a cambiar los paños (paños blancos bordados y tejidos a mano que elaboran las mujeres de la familia para la "casita del muerto") y limpiar los restos.
La limpieza de los restos consiste en limpiar los huesos, quitándoles el polvo con brochas o con el mismo paño viejo que están cambiando, y posteriormente colocarlos de nuevo en sus cajas, con paño nuevo.
Dicha tarea es realizada por miembros de la familia, ya como una obligación, unos limpian los huesos y los otros colocan las veladoras, arreglan y pintan el osario o deshierban alrededor del mismo, todo previo al Día de los Muertos. Hay quien es muy curioso y los osarios, los ponen en casitas de madera que ellos hacen, con su techo de tejas o de guano, y una terracita al frente (como porche) que tienen arreglada con macetitas y plantas.
Con la limpieza de los osamentas no terminan las actividades, pues continúan los rezos en las casas, donde se coloca el altar con las bebidas y comidas que gustaban al difunto, en especial del pibipollo, una ofrenda como las que has ilustrado.
Bonitas tradiciones, muy interesantes pues cada región tiene diferente manera de celebrar esos días, aunque todas coinciden en la ofrenda.
Gracias Kari, siempre es agradable dar a conocer nuestras tradiciones de las que nos sentimos muy orgullosas.
Flaquita