Seguramente como cada fín de año, ya estamos preparando nuestra listita de buenos propósitos para el año que recién se iniciará.
Nuevamente pactaremos con nosotros mismos, el cambio de algunos tópicos de nuestra vida que necesitan ser renovados. Y así nos prometemos cosas que tal vez con un poquito de fuerza de voluntad, cumpliremos...digamos los primeros 5 días de enero (después los encerraremos en la covacha del olvido para sacarlos nuevamente el próximo fín de año).
Cosas tan superfluas como: dejar el cigarro, iniciar la dieta para eliminar esas molestas "llantitas", modificar algunos hábitos, pondremos en balanza la posibilidad de cambiar de trabajo y/o de carro, quizá solicitar un crédito para comprar una casa, tomar por fín las tan ansiadas vacaciones y elegir un sitio hermoso a dónde disfrutarlas...¡Ahhhh! y comprar boletos para entrar en cuánto sorteo haya que nos dé la esperanza de convertirnos en el 2010 en millonarios...¡este año lo lograremos! ¡Sí señor!!
Tal vez sea el momento de reflexionar a conciencia sobre nuestros propósitos y deseos, si echamos una miradita al año que dejamos...podemos valorar en toda su magnitud lo que realmente importa, "eso" que nos dará riqueza espiritual y la tan ansiada paz. Entonces nuestros propósitos cambiarán, ya no se centrarán en cosas materiales, sino en lo que nos haga crecer como seres humanos, así lograremos la tan anhelada felicidad.
¿Por qué no proponernos, actitudes y cosas sencillas que están muy a la mano?:
Buscar a viejas amistades para renovar y fortalecer las relaciones;
Visitar al menos una vez al mes, un asilo y llevar alegría a los ancianos olvidados (podemos incluso llevar algún juego de mesa y pasar un buen rato con ellos);
dedicarle más tiempo a la familia;
estar más cerca de nuestros hijos, platicar con ellos y abrirles la puerta de la confianza;
acercarnos a nuestro cónyuge para establecer diálogos fecundos que nos ayuden a limar asperezas, a volver a conocernos, avivar esa chispa del amor que un día nos unió y crecer como pareja;
decirle muy frecuentemente a nuestros seres queridos cuánto los amamos;
"adoptar" en vacaciones escolares a un niño/a de algún horfanato para brindarles ese calor de hogar y de familia que tanto necesitan, aunque sea por pocos días se les dará felicidad y renovaremos en ellos, así el amor a la vida, y la confianza en sí mismos (es una hermosa experiencia, se los aseguro);
Interesarnos un poco más en los problemas de la gente a nuestro servicio...también son seres humanos que necesitan afecto;
Doblegar el orgullo y acercarnos a aquel amigo con quien rompimos relaciones por un mal entendido...
y sobre todo...
abrir las puertas de nuestros corazones a DIOS, aceptando de antemano Su Voluntad, abandonándonos a Su Misericordia, y confiando siempre en Su Infinito Amor. Poner en Sus Manos los problemas o penas que se nos presenten, permitiendo que EL los resuelva como mejor nos convenga.
Este año nuevo, alimentemos nuestro espiritu con mucho amor, confiemos y conservemos la esperanza de que el año entrante nos ofrecerá mejores perspectivas, y días de inacabable felicidad, cuidemos nuestro cuerpo para conservar la salud, y enriquezcámos nuestra alma, que es lo único inmortal que poseemos.
La mejor manera de ser feliz, es amar dando y dándonos amando.
¡FELIZ AÑO NUEVO, AMIGOS QUERIDOS!!
Con amor...
Flaquita
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