Era el año de 1968...
No había conseguido lugar para inscribirme en una escuela de gobierno, y por falta de medios, pensábamos que yo iba a perder ese año, pero por obra y gracia de un pariente que tenía un buen puesto en la S.E.P., no por mis buenas calificaciones, yo estaba becada y me encontraba cursando la secundaria en un colegio de la Col. San Rafael , que tenía el rimbombante nombre de “Institución Harvard”.
Ya habían comenzado las revueltas estudiantiles en las que nosotros no participábamos, se trataba de un colegio particular.
Aún así, recibíamos muchas provocaciones de vándalos de otras escuelas de la zona que se habían declarado nuestros “enemigos” y no perdían la ocasión de ir a molestar a aquellos “juniors” que estaban tranquilamente en su colegio sin participar en el movimiento estudiantil.
Ese día estabamos en receso, en el patio delantero de la escuela cuando oímos afuera muchas voces y gritos y por arriba de la barda comenzaron a volar piedras y bombas molotov.
¡¡¡¡¡todo mundo al salón de actos!!!
Todos corrimos al fondo del patio principal y nos refugiamos en el salón de actos en donde se oían gritos y llantos de histeria.
Andaba buscando una butaca en donde sentarme cuando vi a una mujer rubia, menudita que saltaba y agitaba las manos arriba del escenario, tratando de llamar la atención, pidiendo silencio.
Como pudo, elevó sus gritos por sobre los gritos de histeria y nos pidió que nos calmáramos, que mejor nos pusiéramos a cantar… era la maestra de coro
Pidió que los integrantes del coro que estuvieran presentes subieran al escenario en donde había un piano, checó entre los que subieron cuántas primeras voces había, cuántas segundas, cuántas terceras, cuántos bajos, y sacando su diapasón se sentó al piano y comenzó a tocar.
Al oír la música, inmediatamente comenzaron a escucharse las voces.
Bom bom bom bom bom bom laralaralá laralaralá
Bom bom bom bom bom bom laralaralá laralaralá
Yoooooooooooooooo, nací en una ribera del Arauca vibrador
Soy hermano de la espuma
Bom bom bom bom
De las garzas, de las rosas
Bom bom bom bom
Soy hermano de la espuma, de las garzas de las rosas,
Y del sooooooooooooooooooooooool, y del sol.
Bom bom bom bom bom bom laralaralá laralaralá
Bom bom bom bom bom bom laralaralá laralaralá
Meeeeeeeeeeeeeeeeeeee, arrulló la vida diana de la brisa en el palmar,
Y por eso tengo el alma
Bom bom bom bom
Como el alma primorosa
Bom bom bom bom
Y por eso tengo el alma como el alma primorosa
Del cristaaaaaaaaaaaaaaaaallllll, del cristal.
Amo, lloro, canto, sueño,
Con claveles de pasión, con claveles de pasión
Para ornar las rubias crines,
Para ornar las rubias crines del potro de mi amador.
Yo nací en una ribera del Arauca vibrador
Soy hermano de la espuma, de las garzas, de las rosaaaaaaassssssss
Y del soo oo oo oo oo oollllllllllllll, y del sol.
¡¡¡¡BRAVOOOOOOOOOO!!!
Ya para entonces se habían calmado los gritos de histeria y todos estábamos pendientes del coro, así siguieron cantando hasta que pasó la revuelta y nos ordenaron regresar a nuestros salones de clase.
¡¡¡¡¡Ayjuela!!! Se me enchinó más la piel oyendo cantar a estos pelados que con las piedras y bombas que vi volar por encima de la barda, ¡¡esto está padrísimo!!, Voy a investigar cómo le hago para inscribirme en el coro.
La maestra siempre estaba en el salón de actos en espera de que los integrantes del coro tuvieran algún receso o alguna hora de descanso y se presentaran a ensayar, casi nunca ensayaba con el grupo completo, solamente con los que no tenían clase en aquél momento, pero me enteré de que eran 80 los integrantes y cantaban a 4 voces.
Comencé a presentarme al salón de actos en cualquier descanso o receso que tenía, y por fin, un día me atreví a pedirle a la maestra que me dejara participar en el coro.
Al saber que yo estaba en secundaria, me dijo que no era posible inscribirme, que era únicamente para los estudiantes de preparatoria o para los que estaban cursando una carrera.
Me puse muy triste, pero no dejé de ir.
Un día, al llegar al salón de actos, solamente estaba la maestra y dos chicas; al ver que no había asistencia suficiente para un ensayo, nos dijo que mejor nos pusiéramos a platicar y me dijo que yo le había llamado la atención por mi asiduidad a pesar de la negativa de inscribirme en el coro.
A ver guerita, ¿tú de donde eres?
De la huasteca potosina maestra.
Ví su cara de asombro
¿De donde exactamente?
De un pueblo que se llama San Martín
Entonces gritó de asombro
¡¡¡No me digasssssss!!! ¡¡¡Eres de San Martín!!!
Entonces la asombrada fui yo, siempre me resulta asombroso el encontrarme a alguien que conozca o sepa que existe un pueblito pequeñito en la huasteca potosina que se llama San Martín.
Y me platicó casi con lágrimas en los ojos que de allí era su gran amor.
Al decirme el nombre, supe que se trataba del tío de unos primos míos, al que conoció en la casa de huéspedes para estudiantes que tenía su mamá y en donde ese señor se alojó cuando vino al D.F. A estudiar la carrera de ingeniería.
Ella se enamoró perdidamente de él, pero él ya estaba comprometido con su novia de toda la vida y cuando regresó ya terminada la carrera, se casó con ella.
La chica que nunca había sido su novia, a la que él jamás engañó ni ilusionó, se quedó perdidamente enamorada de él, al grado de que jamás se casó, ella vivía para su trabajo, el cuidado de su madre anciana y para el recuerdo de aquél amor imposible.
Así fue como conocí a la maestra Gloria Villegas Ariza.
Ante estas circunstancias, yo fui aceptada e inscrita inmediatamente en el coro, ella quería tenerme cerca y hacerme mil preguntas de su gran amor........ Pero yo no podía decirle gran cosa, lo conocía de toda la vida, pero no a fondo ni conocía su vida ni su situación familiar.
Fueron muchas las canciones y armonizaciones que hacíamos en el coro, ella era también directora del coro del Seguro Social y en una ocasión nos juntó para cantar en el Parque Del Seguro Social, en la ceremonia de inauguración de la temporada de Ligas Mayores de beisbol............. 80 voces del colegio más otras 60 del Seguro Social, eso era para quitarle el hipo a cualquiera…… en esa ocasión fuimos televisados.
Nos enseñó melodías mexicanas, latinoamericanas, italianas, sacras, en español, nahuatl y latin.
Cantamos en el Teatro del Maestro, en el Ángela Peralta, en Oaxtepec, en las Pirámides de Teotihuacán y en la misa de graduación que fue en la Basílica de Guadalupe.
En ese año, en 1968, le fue cambiado el nombre al colegio, de llamarse “Institución Harvard” pasó a ser “La Universidad del Valle de México”.