Te percibí cansada, un rictus amargo se
pintaba en tu cara.
Te ví y quise arrebatar y hacer muy míos los
dolores de tu alma,
pero sólo tu puedes escribir la historia de tus días
en marcha hacia el destino de tí sola depende
si te quedas en páramo o montaña.
El dolor dignifica no hay derrotas que aniquilen
sólo es aligerar los pasos cerrar los puños
y caminar con decisión y sin quebranto.
Es preciso que pienses que es de humanos
fallar y que te fallen
pero no te des por vencida
El mundo pertenece a los osados.
Dios te acompaña mi amor
y también mi corazón de madre
Socorro López