¡ANGELUS!
Mira, Platero, qué de rosas caen por todas partes:
Rosas azules, rosas blancas, sin color... Diríase que el
Cielo se deshace en rosas. Mira cómo se me llenan de
Rosas las frente, los hombros las manos...¿Qué haré yo
Con tantas rosas?
¿Sabes tu, quizás, de dónde es esta blanda flora,
que yo no sé de donde es, que enternece, cada día, el pai-
saje, y lo deja dulcemente rosado blanco y celeste – más
rosas, más rosas -. Como un cuadro de Fra Angélico, el
pintaba la gloria de rodillas?
De las siete galerías del Paraíso se creyera que tiran
Rosas a la tierra. Cual en una nevada tibia y vagamente
Colorida, se quedan las rosas en la torre, en el tejado, en
Los árboles. Mira: todo lo fuerte se hace, con su adorno,
Delicado. Más rosas, más rosas, más rosas...
Parece, Platero, mientras suena el Ángelus, que esta
Vida nuestra pierde su fuerza cotidiana, y que otra fuer-
za de adentro, más altiva más constante y más pura,
hace que todo, como en surtidores de gracia, suba a las estrellas, que se encienden ya entre las rosas..Más rosas... tu ojos, que tu no ves, Platero, y que alzas mansamente al cielo, son dos bellas rosas.
JUAN RAMÓN.
SORBER.