Vivimos quejándonos, y perdiendo el tiempo en lamentaciones absurdas, cuando tan solo hace falta mirar hacia atrás y a nuestro alrededor para comprobar que hay gente que realmente sufre, que nuestros problemas son mínimos y sin relevancia, en comparación con los de otras personas...definitivamente siempre es mejor cargar la propia cruz, que resulta minúscula y hecha de plumas, ante las pesadas cruces que llevan al hombro los menos afortunados.
Muchas gracias Chiquita, por esta bella reflexión.
Flaquita