Muy cierto, todos necesitamos alguna vez de un hombro que sostenga como fuerte dique el torrente de làgrimas...asì como un oìdo conectado al alma de los seres que amamos, para escucharles en el momento que tengan necesidad de ser escuchados y comprendidos....el hombro y el oìdo debe ser mutuo...darlo y recibirlo.
Muchas gracias mi querido amigo Sorber!
Flaquita