¡Wow! que ejemplo nos pones en esta sabia reflexiòn.
Lamentablemente es muy cierto, el ansia del poder, la avaricia por la riqueza material, el orgullo de recibir honores se han ido imponiendo en el ànimo del ser humano, al grado tal, que no importa lo que se tenga que sacrificar (amor, familia, amigos...¡y la fe!) e incluso pisotear a quien sea que "estorbe", con tal de obtenerlo...es triste, es angustiante, porque ha propiciado una acelerada pèrdida de valores, que es lo que realmente tiene importancia...¡lo demàs, por lo que se lucha es tan efìmero!, ¡tan superficial!. La vida terrenal es tan corta, tan fràgil, que es verdaderamente importante preparar el camino a la vida prometida, a la vida eterna.
Muchas gracias mi querido amigo Salvador!
Flaquita