Jajajajaja muy buenooo!!
La necesidad definitivamente aviva el ingenio. Me recordaste una anècdota que me permitirè relatar:
Hace años, tenìa yo como vecinos a un matrimonio "mal avenido". Un dìa el tipo se fue sin decir ni "pìo", dejando a la pobre mujer sola, embarazada y con dos niños pequeñitos. Regresò cuando el nene por nacer, ya tenìa unos dos añitos de haber llegado al mundo, ya imaginaràn en que condiciones.
Regresò el marido, enfermo, sin un peso, sin trabajo y derrotado. Le llevamos un mèdico, medicinas y poco a poco se recuperò fisicamente...pero practicamente no tenìan ni que comer, entre todas las vecinas les ayudàbamos, nos "turnabamos" los horarios de desayunos, comidas y meriendas.
Desesperado el hombre, por la situaciòn, me pidiò $5 pesitos prestados (ni para un litro de leche le servìan), se los dì, y con ellos comprò pepitas (semillas de calabaza, crudas), las asò (en una fogata que hizo con leña, no tenìan para gas), y en "cucuruchos" de papel, fue a venderlas. Con lo que ganò (que era bien poquito), comprò màs semillitas, e hizo lo mismo. En pocos dìas, pudo ya venderlas en bolsitas de plàstico. Su mercado se extendiò, viajaba a Cuernavaca en camiòn de segunda, llevando sus "pepitas" a las dulcerìas del mercado de allà. Por fìn, con mucho esfuerzo se comprò un "triciclo" de esos que tienen canastilla, para poder trabajar. Se le ocurriò entonces, alternar las semillitas con la venta de azùcar revuelta con chile molido, y tambièn las envasò, en pequeñas dosis; posteriormente agregò a su negocio, azùcar pintada con anilina de colores...¡un èxito con los niños!.
No te hago larga la historia, este hombre, logrò tener su propia empresa dulcera, con empleados, maquinaria envasadora y revolvedora, camionetas...¡y nunca me pagò mis 5 pesitos! jejejejeje. ¡Ahhhhhhh!! por cierto...entonces no habìa mails...puro ingenio y ganas de salir adelante.
Og Mandino, en su libro titulado "El vendedor màs grande del mundo", dice algo muy cierto: que cuando caes profundo, hasta tocar piso, entonces empezaràs el camino al èxito... ¡que gran verdad!
Gracias Dill querida, me encantò la historia y la enseñanza que nos deja.
Flaquita