Viernes de la VII Semana de Pascua. Junio 10/11
PROCLAMACION DEL SANTO Evangelio según San Juan 21,15-19.
¡GLORIA A TI, SEÑOR!
Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". El le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos".
Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas".
Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas.
Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras".
De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme".
PALABRA DEL SEÑOR
¡GLORIA A TI, SEÑOR JESUS!
MEDITACION
" Pedro, ¿me amas?”
A la hora de la prueba, Pedro negó tres veces a su Maestro.. Y su voz temblaba cuando respondió: "Señor, tú sabes que te amo" (Jn 21, 15).
Al decir esto, sabía ya que Cristo es la piedra angular sobre la cual, por encima de toda debilidad humana, puede crecer en èl, en Pedro, esta construcción que tendrá la forma del amor. A través de todas las situaciones y de todas las pruebas. Hasta el fìn.
Cristo le pide que apaciente a las ovejas, ya que fue elegido por EL para fundar su iglesia, en la roca firme. Jesùs claramente estaba nombrando en ese momento a san Pedro, como Su Primer Ministro, encargado de dirigir al resto de sus apóstoles y a Su Iglesia.
Todo esto no significa otra cosa que responder siempre y constantemente, con tenacidad y de manera consecuente, a esa única pregunta: ¿Tú amas? ¿Tú me amas? ¿Me amas cada vez más?
Pedro lo supo con la absoluta certidumbre de su fe, y lo continúa confesando, en sus sucesores.
Los apóstoles que fueron testigos de tan solemne y trascendental momento, dan fe de lo mismo, acatando y respetando la designación hecha por Cristo, en la persona de san Pedro:
¿quién es la piedra en San Mateo 16? es Pedro
Lucas 22 enseña la infalibilidad papal (la infalibilidad del oficio del papa)
Cada lista de los 12 apóstoles tiene a San Pedro en primer lugar
En la lista de Mateo, no solo es mencionado primero el nombre de Pedro sino que es llamado "el primero"
en Hechos 2, vemos la primacía de san Pedro como el papa en su gran discurso a los judíos
en Hechos 4, la primacía de San Pedro como papa se demuestra en su discurso delante de los dirigentes de los judíos
San Pedro es singularizado nuevamente como el líder en Hechos 5
El es testigo del sepulcro vacío, a partir de ese momento su guía se empieza fortalecer y elige al sustituto de Judas el traidor, Matías. El remplazo de Judas, demuestra la sucesión apostólica.
Así empezó la vida de llevar el evangelio por todo el mundo conocido Grecia, Roma, Antioquía, Lidia, Jaffa y Cesárea, entre otras. Es el primer dicípulo en obrar un milagro.
Llegado el momento, Pedro se dirige a Roma, durante el periodo de Nerón, en donde ya habían cristianos y la nueva Fe avanza a grandes pasos.
Nerón inicia una purga de cristianos, enviándolos al Coliseo, donde en espectáculos sangrientos mató a miles.
Pedro huyéndo de Roma por la Vìa Apia por temor de lo que Nerón le pueda hacer es nuevamente reprendido por Jesús.
Este ve a Jesucristo que cargaba con una cruz.
Entonces le pregunto "Quo Vadis Domine" (¿A donde vas Señor?), y Cristo le contestó: “Mi pueblo en Roma te necesita, si abandonas a mis ovejas yo iré a Roma para ser crucificado de nuevo”.
San Pedro avergonzado de su actitud, volvió a Roma y de inmediato fué detenido por Nerón.
Fue condenado a ser crucificado, pero èl dijo que no era digno de morir como su Maestro, por lo que los romános optarón por crucificarlo cabeza abajo.
A la muerte de San Pedro, la Iglesia de Jesùs, no se queda a la deriva, sin pastor que cuide del Rebaño del Señor, San Pablo toma el lugar de sucesor de San Pedro, revistiéndose de dignidad de Ministro de Cristo, acatando con este hecho, el Mandato Divino, de apacentar Sus ovejas.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMEN!
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