La producción de alimentos, centrada en el maíz, zapallo, papa, poroto, quinoa, entre otros, permitió el crecimiento de la población. Esta se fue extendiendo, de norte a sur, por los valles y quebradas que tenían buenas tierras para el cultivo.
Los especialistas que estudian la prehistoria de Chile han nominado algunos de estos desarrollos sociales y económicos con términos específicos. Por ejemplo, en Arica se habla de la cultura Arica, en San Pedro de Atacama se conoce la cultura atacameña o San Pedro, en La Serena están las culturas El Molle y Diaguita, en Chile central El Bato, Llolleo y Aconcagua, y al sur del río Bío-Bío las culturas Pitrén y El Vergel.
Se habla de -culturas- porque cuando los aldeanos ocupaban un territorio determinado no solo lo explotaban, sino que con sus instrumentos, herramientas, tecnologías, todo su acervo o costumbres culturales (casa, corrales, vestimentas, adornos, utensilios de comida y bebida, cerámicas), más todas sus creencias y tradiciones, organizaron un estilo de vida propio.
Las culturas citadas son estudiadas según los restos que se conservan a través del tiempo en esas regiones.
Ya en el período geológico actual, que como mencionamos se denomina Holoceno, se produjo el período cultural conocido como Arcaico, durante el cual los hombres prehistóricos eran pescadores, recolectores y cazadores de fauna y flora, que ya era como la actual.
Este período se inició alrededor del 8000 a.C., al término de las glaciaciones, cuando el clima comenzó a cambiar en el territorio que hoy conocemos con el nombre de Chile, y la flora y la fauna se adaptaron a este gran cambio.
Los diferentes grupos humanos que existían en el norte vivían en las zonas altas de la Cordillera de los Andes, quebradas que bajaban al mar y las planicies costeras del océano Pacífico.
Los arqueólogos dividen el período Arcaico en Temprano (8000? - 6000 a.C.), Medio (6000 - 4000 a.C.) y Tardío (4000 - 1500 a.C.), de acuerdo con la tecnología de los instrumentos que tenían los cazadores y a sus actividades sociales y económicas.
Los españoles entraron en contacto con los indígenas que habitaban lo que se llamaría Chile en 1536, con la expedición venida desde el Perú, dirigida por Diego de Almagro, quien había tenido una participación destacada en la conquista del imperio inca.
Pocos años después, en 1541, vino a Chile una segunda expedición, también desde Perú, dirigida por Pedro de Valdivia, uno de los capitanes de Francisco Pizarro, el conquistador de los incas.
En 1553, los indígenas de esta etnia derrotaron a los españoles en una batalla, capturaron a Valdivia y lo ejecutaron. Era la primera vez que un jefe de la conquista española en América sufría esa suerte.
Desde entonces, Chile quedó dividido en tres partes:
desde el norte hasta el río Bío-Bío, en el centro-sur, dominaban los españoles;
desde el Bío-Bío hasta lo que es hoy Puerto Montt, el territorio era controlado por los indígenas.