VIEJA BRUMA
Vieja bruma que caíste envolvente, en ti ceñidas estaban mis promesas, disueltas en magníficos pesares ya resueltos... aún sin saber cuándo.
Quisiera diluirte y desgranarte en gotas, en ínfimas moléculas y, trasponiéndote, vivir de nuevo aquello que por tu destino ocultaste. Me deleitaría en cada segundo y te impediría encubrirlo.
Gozaría cada instante, uno por uno, como si fuera el postrero.
Ahora sé dónde resides, ahora te percibo y te reto: ¡cabalga de nuevo, pérfida impostora, ya no puedes velarme mi vida! Mis sueños te refrenan y esquivan, disipan tu dominio. Ahora... yaces subyugada frente a mi serena brisa, mi aliento, mi candil... ¡mi alborada!
SORBER. |