Lunes de la XXI Semana del Tiempo Ordinario
agosto 22 de 2011
PRIMERA LECTURA
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicences 1,1-5.8b-10.
Pablo, Silvano y Timoteo saludan a la Iglesia de Tesalónica, que está unida a Dios Padre y al Señor Jesucristo. Llegue a ustedes la gracia y la paz. Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia.
Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones.
Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes.
En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto.
Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera.
PALABRA DE DIOS
¡TE ALABAMOS SEÑOR!
Salmo 149(148),1-2.3-4.5-6a.9b.
¡Aleluya! Canten al Señor un canto nuevo, resuene su alabanza en la asamblea de los fieles; que Israel se alegre por su Creador y los hijos de Sión se regocijen por su Rey. Celebran su Nombre con danzas, cántenle con el tambor y la cítara, porque el Señor tiene predilección por su pueblo y corona con el triunfo a los humildes.
Que los fieles se alegren por su gloria y canten jubilosos en sus fiestas. Glorifiquen a Dios con sus gargantas y empuñen la espada de dos filos: Así se les aplicará la sentencia dictada: esta es la victoria de todos tus fieles. ¡Aleluya!
PROCLAMACION DEL SANTO Evangelio según San Mateo 23,13-22.
¡GLORIA A TI, SEÑOR!
En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él. Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita. Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
PALABRA DEL SEÑOR
¡GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS!
MEDITACION
Estamos ante las tres primeras maldiciones de las siete que –muy a su pesar, con gran dolor y hasta con indignación–, dirigirá Jesús a escribas y a fariseos. Se les reprocha su actitud legalista, incoherente y evasiva ante la posibilidad o no de entrar en el “Reino de Dios”, y luego respecto al “proselitismo” y a los “juramentos” por motivos supuestamente religiosos... Lo que en el fondo fustiga el Señor en cada una de ellas –lo mismo que en las que vendrán–, es la hipocresía. Su fe no se proyecta en las realidades de cada día y falsifica la imagen del Dios verdadero y de la auténtica religión.
Cuando nos aferramos a la letra de la ley sin preocuparnos por su espíritu, fácilmente nos convertimos en hipócritas, quizás sin darnos cuenta del todo; lo mismo cuando en el nombre de la tradición le extraemos a la ley toda vida, o peor todavía: cuando hablamos lindas palabras, pero actuamos de manera diferente. Por ejemplo, cuando hablamos de pobreza, comunidad, o diálogo, pero vivimos en gran estilo, a lo rico, o fallamos en comunicarnos cálidamente con los otros, de persona a persona. Tales contradicciones son la suerte no solo de los Escribas y Fariseos del tiempo de Jesús: Con frecuencia están también aquí con nosotros.
POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS.
¡AMEN!
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