Cuando se piensa…
que solamente un sacerdote puede perdonar los pecados y que lo que él ata
en el fondo de su humilde confesionario, Dios, obligado por
su propia palabra, lo ata en el Cielo, y lo que él desata, en el mismo
instante lo desata Dios...
Cuando se piensa...
que Nuestro Señor Jesucristo, en la última Cena, realizó
un milagro más grande que la creación del Universo con todos
sus esplendores, y fue convertir el pan y el vino en su Cuerpo y Sangre
para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan
los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote..
Cuando se piensa...
que un sacerdote hace más falta que un rey, más que
un militar, más que un banquero, más que un médico, más que
un maestro, porque él puede reemplazar a todos y ninguno
puede reemplazarlo a él...
Cuando se piensa...
que un sacerdote, cuando celebra en el altar,
tiene una dignidad infinitamente mayor que un rey; y que no es ni
un símbolo, ni siquiera un embajador de Cristo,
sino que es Cristo mismo que está allí repitiendo el mayor milagro de Dios...
Cuando se piensa...
que el mundo moriría de la peor hambre si llegara
a faltarle ese pan y ese vino, y que eso puede ocurrir,
porque están escaseando las vocaciones sacerdotales, y que
cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la Tierra,
como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla;
y las gentes aullarán de hambre y de angustia, y pedirán ese Pan,
y no habrá quien se lo dé; y pedirán la absolución de sus culpas,
y no habrá quien las absuelva, y morirán con los ojos abiertos
por el mayor de los espantos...
Cuando se piensa...
todo esto, uno comprende la inmensa necesidad
de fomentar las vocaciones sacerdotales...
Uno comprende...
el afán con que en tiempos antiguos,
cada familia ansiaba que de su seno brotase, como una vara de nardo,
una vocación sacerdotal...
Uno comprende...
el inmenso respeto que los pueblos tenían por los sacerdotes,
lo que se reflejaba en las leyes...
Uno comprende...
que el peor crimen que puede cometer alguien
es impedir o desalentar una vocación...
Uno comprende...
que provocar una apostasía es ser como Judas
y vender a Cristo de nuevo..
Uno comprende...
que si un padre o una madre obstruyen
la vocación sacerdotal de un hijo, es como si renunciaran
a un título de nobleza incomparable...
Uno comprende...
que más que una iglesia, y más que una escuela,
y más que un hospital, es un seminario o un noviciado...
Uno comprende...
que dar para construir o mantener un seminario
o un noviciado es multiplicar los nacimientos del Redentor...
Uno comprende...
que dar para costear los estudios de un
joven seminarista o de un novicio es allanar el camino
por donde ha de llegar al altar un hombre, que durante media hora,
cada día, será mucho más que todas las dignidades de la Tierra y
que todos los santos del Cielo, pues será Cristo mismo,
sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo.
Hugo Wast
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