Sabado 17 de septiembre
Primera lectura
De la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo: 6, 13-16
Querido hermano: En presencia de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que dio tan admirable testimonio ante Poncio Pilato, te ordeno que cumplas fiel e irreprochablemente todo lo mandado, hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, la cual dará a conocer a su debido tiempo Dios, el Bienaventurado y Ùnico Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el Ùnico que posee la inmortalidad, El que habita en una luz inaccesible y a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A Él todo honor y poder para siempre.
Palabra de Dios.
¡Te alabamos, Señor!.
Salmo responsorial 99
R/. “Sirvamos al Señor con alegría”.
Reconozcamos que el Señor es Dios, que Él fue quien nos hizo y somos suyos, que somos su pueblo y su rebaño. R/.
Entremos por sus puertas dando gracias, crucemos por sus atrios entre himnos, alabando al Señor y bendiciéndolo. R/.
Porque el Señor es bueno, bendigámoslo, porque es eterna su misericordia, y su fidelidad nunca se acaba. R/.
ACLAMACIÓN antes del evangelio (cfr. Lc 8, 15)
R/. “Aleluya, aleluya”.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor con un corazón bueno y sincero y perseveran hasta dar fruto. R/.
Proclamación Del santo Evangelio según san Lucas: 8, 4-15
¡gloria a ti, señor!
En aquel tiempo, mucha gente se había reunido alrededor de Jesús, y al ir pasando por los pueblos, otros más se le unían. Entonces les dijo esta parábola:
"Salió un sembrador a sembrar su semilla. Al ir sembrando, unos granos cayeron en el camino, la gente los pisó y los pájaros se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, y al brotar, se secaron por falta de humedad. Otros cayeron entre espinos, y al crecer éstos, los ahogaron. Los demás cayeron en tierra buena, crecieron y produjeron el ciento por uno".
Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga".
Entonces le preguntaron los discípulos: "¿Qué significa esta parábola?". Y Él les respondió:
"A ustedes se les ha concedido conocer claramente los secretos del Reino de Dios; en cambio, a los demás, sólo en parábolas para que viendo no vean y oyendo no entiendan.
La parábola significa esto: la semilla es la palabra de Dios. Lo que cayó en el camino representa a los que escuchan la palabra, pero luego viene el diablo y se la lleva de sus corazones, para que no crean ni se salven.
Lo que cayó en terreno pedregoso representa a los que, al escuchar la palabra, la reciben con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba, fallan.
Lo que cayó entre espinos representa a los que escuchan la palabra, pero con los afanes, riquezas y placeres de la vida, se van ahogando y no dan fruto.
Lo que cayó en tierra buena representa a los que escuchan la palabra, la conservan en un corazón bueno y bien dispuesto, y dan fruto por su constancia".
Palabra del Señor.
¡Gloria a ti, Señor Jesús!.
meditacion
En el evangelio, Lucas nos enseña que si bien la semilla es buena, el terreno no está suficientemente preparado. Muchas veces tenemos sincero interés en lo que Dios nos comunica en la Biblia y en la vida. Pero, las preocupaciones nos cubren como una maraña insalvable. Y que son estas preocupaciones sino afanes, muchas veces desmedidos, por alguna de las cosas que la sociedad nos ha impuesto como ideal de vida.
Por esto, la recepción de la Palabra no ocurre de cualquier modo. Hace falta un ejercicio de limpieza interior, de desbloqueo mental. Mientras permanezcamos atrapados por interminables preocupaciones nunca podremos ocuparnos de la Palabra. Es necesario crear un espacio vital donde la buena semilla del evangelio germine.
También ocurre que la semilla es buena, pero el terreno carece de profundidad. En otras ocasiones somos presa de un entusiasmo inicial que no tiene continuidad. Recibimos con gozo la semilla, pero somos incapaces de seguirla cultivando para que desarrolle toda su potencialidad. Esto es fruto de la superficialidad. Somos superficiales en nuestra formación cristiana y nos contentamos con lo poco que aprendimos en la catequesis. Maduramos nuestros conocimientos profesionales, técnicos, pero no profundizamos en el conocimiento de la Palabra de Dios en la Biblia y en la vida.
La parábola de hoy nos lanza un profundo cuestionamiento que debe ser madurado. Si no somos capaces de dar respuesta a esta interpelación, es muy probable que no tengamos preparado el terreno para que crezca la Buena Semilla en nuestra vida.
Por la lectura del santo evangelio, sean perdonados nuestros pecados.
¡amén!
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