POEMA RUMI
Sí, tus excusas no bastaban, ídolo mío, llegó el sueño y de nos te robó. Duerme feliz que hasta el alba diré yo: ¡Ay, tus ojos de narciso adormecido!
No hables de atadura -mi pie no está atado-, igual que tus bucles van ondas en ondas.
No hables del cuenco de azúcar que habita en tus labios, tampoco del fuego del labio que mora en tu boca.
El sol es doble, ¡qué día es el de hoy! Fuera está de los días y separado, el de hoy. Desde la rueda voces y lluvias caen sobre los hijos de la tierra. ¡Perdidos corazones: la buena nueva! Es vuestro día el de hoy la tierra. ¡Perdidos corazones: la buena nueva! Es vuestro día el de hoy.
Hoy el excelso aplaudiendo ha venido. Visible y oculto, ante el alma ha venido. Ebrio, alegre, hermoso e impaciente ha venido. Por ello así estoy, que así mismo ha venido.
Eh, agua de vida, gota de agua de tu cara! ¡Eh, luna de cielo, reflejo de destello de tu cara! Dije que quería luna para la noche larga: noche de la noche de tu bucle y luna de tu cara.
Nuestro sol y estrellas, nuestra luna es él, nuestro pecho y casa y patio y vergel, también es la Caaba; también la promesa y el ayuno es;
y hasta el Ramadán, la noche del Ghadr y la fiesta es él.
JULIA
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