DIOS HIZO
Efímero al hombre en un instante eterno.
Al herirse el costado
anidaron dos rosas en sus ojos y acompañó a su sangre un aleteo de buitres que intentaron asirlas entre gritos.
Dios vive de nacer entre los hombres si al observar su llaga ven las flores más rojas y espantan a las aves a costa de su vida.
Luego vendrán los hombres que traen un buitre al hombro y no creen en las flores porque no hay sol en lo alto.
La noche los alumbre con sus sombras. Al igual que las flores, el hombre proporciona su perfume cuando muere.
LUIS ALBERTO AMBROGGIO
|