LO COTIDIANO
Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día;
Este cabello triste que se cae Cuando te estás peinando ante el espejo.
Esos túneles largos Que se atraviesan con jadeo y asfixia; Las paredes sin ojos, El hueco que resuena De alguna voz oculta y sin sentido.
Para el amor no hay tregua, amor. La noche Se vuelve, de pronto, respirable.
Y cuando un astro rompe sus cadenas Y lo ves zigzaguear, loco, y perderse, No por ello la ley suelta sus garfios.
El encuentro es a oscuras. En el beso se mezcla El sabor de las lágrimas.
Y en el abrazo ciñes El recuerdo de aquella orfandad, de aquella muerte.
SORBER.
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