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De: LEO-MARI (Mensaje original) |
Enviado: 01/11/2011 14:49 |
LAS SEIS MADEJAS El rey, en su avaricia, había apresado y encarcelado a Romualdo, a quien todo pueblo veneraba y reverenciaba como a hombre de Dios y profeta de su pueblo, e hizo saber que no lo pondría en libertad hasta que el pueblo pagase una muy elevada cantidad de dinero por su rescate. Una manera un poco primitiva y salvaje de cobrar impuestos. El rey sabía que el pueblo veneraba al santo y acabaría pagando. Pagaron mucho, en efecto, pero la cantidad recaudada no llegaba aún a lo estipulado. Una viejecita de un pueblo muy lejano se enteró también de lo que sucedía y quiso contribuir en su pobreza. Era hilandera, y todo su capital en aquel momento eran seis madejas recién hiladas. Las tomó y se encaminó a palacio a entregarlas para el rescate. La gente, al verla pasar, se contaban unos a otros su caso, y no podían menos de sonreírse ante la ingenuidad de su gesto y la inutilidad de su esfuerzo. ¿Qué valían seis madejas de hilo en un rescate de millones? Algunos incluso se lo decían a la cara y la disuadían de su empeño. Pero ella seguía su camino y contestaba: “No sé si pondrán en libertad a Romualdo o no. Lo único que pretendo es que cuando Dios, en su juicio, me pregunte qué hice yo cuando Romualdo estaba en la cárcel, no tenga yo que bajar los ojos avergonzada”. Y presentó su ofrenda. El rey, a cuyos oídos había llegado ya su historia, liberó al hombre de Dios. Sabemos que el alma de la humanidad está en la cárcel. ¿Cuándo nos pondremos en camino con nuestras seis madejas?
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De: FLAQUIS |
Enviado: 02/11/2011 18:58 |
Hermosa historia que nos recuerda la caridad como principal objetivo, motivada por el amor a nuestro pròjimo y sobre todo a DIOS, cumpliendo el mandamiento principal y màs grande: "Amar a DIOS y a tu pròjimo como a tì mismo"
Esta señora diò todo lo que tenìa, pero el Señor no se deja ganar en generosidad, y aunque ella lo hizo sin esperar recompensa alguna, la recibirà con creces.
"Hay que dar hasta que duela", dijo la madre Teresa de Calcuta, y asì es, no dar lo que nos sobra, lo que desechamos, sino por el contrario, dar lo que sirve, compartir el pastel que DIOS nos da, para no "empacharnos" si lo comemos solos.
Muchas gracias Leo!!
Flaquita |
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