REFLEXIÓN
Quienes hemos interiorizado de forma libre y responsable nuestra existencia cristiana establecemos una relación viva y gozosa con Dios Padre y con su Hijo Jesucristo.
Recibimos la fe como un don y la ratifica de forma madura, como adultos. La fe nos alienta y nos dinamiza. Es nuestro referente en las horas de vacilación y desconcierto.
La voluntad de Dios, descubierta en un proceso de reflexión y búsqueda no es un criterio entre otros muchos, es el núcleo fundamental en torno al cual tratamos de organizar nuestra vida personal y nuestro compromiso ético en nuestras relaciones sociopolíticas.
No somos totalmente congruentes al momento de vincular nuestra fe con la vida. Nos concebimos como pecadores, urgidos de recomenzar un constante camino de conversión.
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Ketty
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