Mis sueños hablan el lenguaje de los tuyos, dulces susurros amarrados a la vida que nos ata con sus bridas desde adentro en el acto poético que nos palpita.
Mi verbo se sujeta al predicar de tus labios apretando los lazos que corsetea el destino a todos los sentidos del sentirnos amados y en el significado de sus sustantivos.
Mi brisa la renuevas cuando llegas, improvisado poema declamando mi suerte, amplio latente estrechándome en venas el fulgor de las estrellas que renacen al verte.
Mi nombre es la caricia que se culpa de rozarte, la parte donde habita la inercia del sentir, el punto de la i que tu sí me reclame y el estandarte que izan tus ojos al latir.
Esencia
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