Cae la tarde con el peso de los besos sentidos, abanicando lirios donde laten las entrañas, dialogando miradas a orillas del mismo río, volcando los bríos que suceden en el alma.
El cielo descuelga las gamas de sus ocres, desordenando el orden que oficia la razón, moviendo el timón del lugar más profundo donde completamos nuestro uno, siendo dos.
Esencia
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