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MENSAJ E A
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VASIJAS DE HONRA Y VASIJAS DE BARRO
"En una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos decentes, otros para usos viles". (2Timoteo, 2:20).
"Si alguno pues se purificare, será un vaso de honor santificado y útil para el servicio del Señor, aparejado para toda obra buena". (2Timoteo, 2:21).
Los hijos verdaderos y fieles de Dios son como la tierra que embebe la lluvia que cae a menudo sobre ella y produce hierba que es provechosa a los que la cultivan, recibiendo la bendición de Dios.
Ellos son las vasijas de honra, donde Dios quiere manifestar las riquezas de su gloria.
El es el que obra en sus hijos por medio de su espíritu santo por su beneplácito.
El los va moldeando, por así decirlo, para hacerlos dignos del estado a que fueron llamados, y ellos respondieron abriendo las puertas de su corazón para recibirlo, para que con su poder los lleve a crecer espiritualmente, para ser puros, con una buena conciencia, fe verdadera, tener misericordia, renovándose día a día, adelantando en la ciencia de Dios dando gracias al Padre que los ha hecho dignos.
Son entonces vasijas de honra, también llamadas de oro, santificados y útiles para la obra del Señor, solo gracias a él, el único Dios, solo para él la honra y la gloria por siempre jamás.
"¿Quién es el que dió a él primero, para ser por ello recompensado?" (Romanos, 11:35)
"Todas las cosas son de él, y por él y para él: a él sea la gloria por siempre jamás. Amén." (Romanos, 11:36)
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Más los que no son hijos de Dios, son como la tierra que brota espinas y abrojos siendo abandonada quedando expuesta a la maldición para luego ser abrazada.
Aquí es donde yo entiendo caben las vasijas de barro, que son para usos viles, ellos mismos deshonraron su cuerpo entregándose a los vicios de la impureza siendo fornicarios, idólatras, adúlteros, ladrones, borrachos...
Ellos son los que abandonaron a Dios, los que no abrieron las puertas de su corazón para que el espíritu santo trabaje con ellos.
Son ellos únicamente los que endurecieron sus corazones, para no dejar entrar el espíritu de Dios, como animales que no tienen el espíritu.
"Son olas bravas de la mar, que arrojan las espumas de sus torpezas, exalaciones errantes, a quienes está reservada una tenebrosísima tempestad para siempre" (Judas, 1:13)
Con su dureza y corazón impenitente van atesorando ira y más ira para el día de la venganza y de la manifestación del justo juicio de Dios.
Por eso son también llamados, vasijas de ira.
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Todos somos vasijas de barro, porque todos fuimos hechos con el polvo de la tierra y al polvo volveremos.
Pero solamente los hijos de Dios somos vasijas de honra, en lo espiritual, ya que Dios nos unge con su santo espíritu para que el nuestro se vuelva divino.
Que Dios los bendiga
LEONOR
KI
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