DEL AMOR DE CADA DÍA
Es posible que se haya dicho todo
y que hayamos nacido tal vez tarde,
mas esta gloria que en mis venas arde,
nadie - ¡nadie! – la vive de este modo.
Todo es posible. Todo ha sido en nombre:
todo. Pero este beso tuyo y mío,
esta luz, esta flor, este rocío,
son nuestros nada más, mujer y hombre.
Mujer y hombre únicos, primeros
-tú y yo, yo y tú -, con nombres y apellidos
que no se han de dar más en criatura.
Empezamos la Historia, verdaderos
primer hombre y mujer reconocidos
proclamando el amor y su aventura.
Ramón de Garciasol
SORBER.