Luciérnagas en el alma
Ágil luciérnaga que los reverdecidos
campos en la noche reluces:
lo pienso y se me llena de luces
el recuerdo sutil de tiempos idos.
Por el camino que daba a la capilla,
tras tus luces por asirte me perdía,
mientras sereno e invisible caía
el rocío de la noche a la gramilla.
Sin dudas sé que esté hoy en calma,
en gran parte se debe a que tuve
mucho espacio azul y pocas nubes
y luciérnagas encendidas en el alma.
Por eso hoy que me preguntas, hija mía:
¿por qué no hay luciérnagas en la siesta?
al instante te digo mi respuesta,
porque duermen en ti durante el día.
Ada Barceló de Castro-Argentina