Como me dan pena las abandonadas, que amaron creyendo ser también amadas, y van por la vida llorando un cariño, recordando un hombre y arrastrando un niño!...
Como hay quien derribe del árbol la hoja y al verla en el suelo ya no la recoja, y hay quien a pedradas tire el fruto verde y lo eche rodando después que lo muerde!
Las abandonadas son fruta caída del árbol frondoso y alto de la vida; son, más que caída, fruta derribada por un beso artero como una pedrada!
Por las calles ruedan esas tristes frutas como maceradas manzanas enjutas, y en sus pobres cuerpos antaño turgentes, llevan la indeleble marca de unos dientes....
Tienen dos caminos que escoger: el quicio de una puerta honrada o el harem del vicio; y en medio de tantos, de tantos, de tantos rigores, aun hay quien a hablarles se atreve de amores!
Aquellos magnates que ampararlas pueden, más las precipitan para que más rueden, y hasta hay quien se vuelva su postrer verdugo queriendo exprimirlas si aun les queda jugo!
Las abandonadas son como el bagazo que alambica el beso y exprime el abrazo; si aún les queda zumo, lo chupa el dolor; son triste bagazo, bagazo de amor!
Cuando las encuentro me llenan de angustias sus senos marchitos y sus caras mustias, y pienso que arrastra su arrepentimiento un niño que es hijo del remordimiento...
El remordimiento lo arrastra algún hombre oculto, que al niño niega techo y nombre! Al ver esos niños de blondos cabellos yo quisiera amarlos y ser padre de ellos.
Las abandonadas me dan estas penas, porque casi todas son mujeres buenas; son manzanas secas, son fruta caída del árbol frondoso y alto de la vida.
No hay quien las ampare, no hay quien las recoja más que el mismo viento que arrastra la hoja... Marchan con los ojos fijos en el suelo, cansadas en vano, de mirar al cielo!
De sus hondas cuitas, ni el señor se apiada, porque de estas cosas... dios no sabe nada! y así van las pobres, llorando un cariño, recordando un hombre y arrastrando un niño
OSCARJ, ESAS FLORES QUE ARRANCARÓN, ANTES DE QUE HABRAN SUS PÉTALOS, SÓLO ES CULPABLE UN HOMBRE SIN ESCRÚPULOS, QUE APROVECHANDO SU INGENUIDAD, LE SACÓ EL CORAZÓN, Y LA DEJÓ EN EL PISO PARA QUE CUANTOS PASARÁN LA PISOTEARAN, MÁS DE LO QUE ÉL HIZO.