De: ADMINISTRADORES (Mensaje original) |
Enviado: 25/07/2012 05:21 |
PRIMERA LECTURA Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (4,33;5,12.27-33;12,2):
En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: «¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.» Pedro y los apóstoles replicaron: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.» Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.
SALMO 66
R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud y gobiernas las naciones de la tierra. R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios. Que Dios nos bendiga; que le teman hasta los confines del orbe. . R/. Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben
PALABRA DE DIOS. ¡TE ALABAMOS, SEÑOR!.
PROCLAMACION DEL SANTO EVANGELIO SEGUN SAN MATEO (20,20-28): ¡GLORIA A TI, SEÑOR!
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: XVI Semana Tiempo Ordinario. «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.» PALABRA DEL SEÑOR ¡GLORIA A TI, SEÑOR JESUS!
MEDITACION Santiago y su hermano Juan, a quienes el Señor dio por sobrenombre “los hijos del trueno”, por su impetuosidad, son testigos privilegiados de las transfiguración del Señor en el monte Tabor, de la resurrección de la hija de Jairo, y acompañaron a Jesús en Getsemaní. El evangelio de hoy, nos narra un acontecimiento singular de la vida de Santiago, cuando su madre pide a Jesús que les reserve a sus hijos dos puestos eminentes en el nuevo reino. Jesús entonces les pregunta a ellos, si pueden compartir con Él su cáliz...., su misma suerte. Y ellos le respondieron: “¡Podemos!” Manifestaron su total disponibilidad. Esa disponibilidad propia de la gente joven y propia también de los cristianos que aceptan ser apóstoles del Evangelio. Jesús, aceptó la respuesta generosa de los dos discípulos. Poco tiempo más tarde, hacia el año 44, Santiago moriría decapitado por orden de Herodes y Juan sería probado con innumerables padecimientos y persecuciones a lo largo de su vida. A cada uno de nosotros, cuando estamos ante las contrariedades, la enfermedad, el dolor, Jesús nos hace la misma pregunta “¿pueden beber de mi cáliz’?”. Y nosotros, si estamos unidos a Él, sabremos responderle afirmativamente, y llevaremos con paz y alegría también aquello que humanamente no es agradable. Con Cristo, hasta el dolor y el fracaso se convierten en gozo y en paz. la única ambición que vale la pena es la gloria de Dios. Cuenta Clemente de Alejandría que cuando el Apóstol era llevado al tribunal donde iba a ser juzgado, fue tal su entereza que su acusador se acercó a él para pedirle perdón. Santiago... lo pensó. Después lo abrazó diciendo: “la paz sea contigo” y recibieron los dos la palma del martirio. El meditar hoy sobre la vida del Apóstol Santiago, nos ayuda comprobar sus defectos y flaquezas. Pero junto a estas deficiencias y fallos, tenían un corazón dispuesto a seguir a Jesús, y el Señor, pasa por alto sus defectos y los invita a compartir su suerte. Jesús con paciencia infinita, conociendo nuestra debilidades nos llama a cada uno de nosotros y nos alienta a seguir adelante con humildad. Pidámosle hoy a María, que nos dé siempre el aliento y la alegría para sobrellevar las contrariedades y seguir adelante en nuestro camino. POR LA LECTURA DEL SANTO EVANGELIO, SEAN PERDONADOS NUESTROS PECADOS. ¡AMÉN!
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