Con 21 años, Stella estaba en su esplendor: consiguió la medalla de oro en los 100 metros en los Juegos de 1932, representando a Polonia (la ciudadanía norteamericana la obtendría muchos años después, en 1947), y saltó a la fama a nivel mundial. En Berlín 1936 no pudo repetir el primer puesto y se llevó la medalla de plata.
La atleta de gesto rudo no pudo triunfar en el amor. Se casó con el boxeador Neil Olson, un matrimonio corto y algo conflictivo. Pasó los 40 y Stella y seguía compitiendo, en torneos locales, pero compitiendo al fin. A los 46 años le dijo "basta" al atletismo y se dedicó a entrenar a jóvenes y organizar torneos. Era muy respetada en lo suyo.
El fatídico desenlace de la vida de la campeona llegó el 4 de diciembre de 1980 lejos de las pistas, mientras hacía compras en un supermercado. Entraron a robar y Stella quedó en medio de un tiroteo. Murió a los 69 años de edad.
La autopsia final sorprendió a propios y extraños. Stella poseía órganos genitales masculinos