Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.
No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos llamándole de todo, desde pendejo, hasta h. de p......
Él, a cada insulto, respondía con una nueva infracción.
Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza...