Le he encontrado en el sendero.
No turbó su sueño en el agua,
no se abrieron más las rosas;
pero abrió el asombro mi alma.
! Y una pobre mujer tiene
su cara llena de lágrimas !
Llevaba un canto ligero
en la boca descuidada,
y al mirarme se le ha vuelto
hondo el canto que entonaba.
Miré la senda, la hallé extraña y como soñada.
! Y en el alba de diamante
tuve mi cara con lágrimas !.
Siguió su marcha cantando
y se llevó mis miradas...
Detrás de él no fueron más
azules y altas las salvias.
! No importa ! quedó en el aire
estremecida mi alma.
! Y aunque ninguno me ha herido, tengo la cara con lágrimas !.
Esta noche no ha velado
como yo junto a la lámpara;
como él ignora, no punza
su pecho de nardo ni ansia;
pero tal vez por su sueño
pase un olor de retamas,
! Porque una pobre mujer
tiene su cara con lágrimas !
Iba sola y no temía;
con hambre y sed, no lloraba;
desde que lo vi cruzar,
mi Dios me vistió de llagas.
Mi madre en su lecho reza
por mí su oración confiada.
! Pero yo, tal vez por siempre, tendré mi cara con lágrimas !.
GABRIELA MISTRAL.
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