Dios Siempre Envía Sus Ardillas
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"...El Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni
te desamparará" (Deuteronomio 31:6).
David Brainerd, misionero para los indios, en una de sus
muchas jornadas para visitar una tribu, fue cogido por una
fuerte tempestad. Buscó un lugar para abrigarse y por fin
encontró un tronco hueco de un árbol muy grande. Mientras
estuvo allí, oró por los indios que estaba yendo visitar,
pidiendo que Dios cuidase a todas sus necesidades. Él no
tenía nada para comer y con lo pasar de las horas, sintió
hambre. De repente una ardilla se aproximó del árbol.
Dentelló por algunos instantes y luego desapareció. Brainerd
notó que él dejó algunas nueces para detrás. El misionero
comió aquellas nueces. La tempestad duró tres días y el
misionero permaneció allí. Todos los días la ardilla venía y
depositaba algunas nueces en la entrada. David Brainerd
sabía que la ardilla había sido enviado por Dios.
Como es maravilloso saber que Dios jamás deja de cuidar a
Sus hijos. Sean cuales son las dificultades, Él siempre
providencia la solución. aun cuando las circunstancias nos
lleven a pensar que podremos sucumbir, Él llega y, con mucho
amor, extiende las manos para ayudarnos. Él siempre tiene un
"ardilla" para enviar y auxiliarnos.
Si enfrentamos luchas con enfermedades, Va a enviar alguna
ardilla para bendecirnos. Si el problema es financiero, una
otra ardilla será encargado de acudirnos. Si nos sentimos
tristes y solitarios, una ardilla especial surgirá para
alegrar nuestros días.
Lo que debe estar bien claro para nosotros es que el Señor
nunca nos desamparará. Nuestra fe no puede, jamás, perder la
esperanza. Está junto a nosotros, siempre estuvo, jamás si
alejará.
Las existencias de ardillas y nueces del Señor duran para
siempre. No existe ninguna tempestad que pueda impedir que
las ardillas espirituales y las nueces de bendiciones
lleguen para todos aquéllos que confían plenamente en la
provisión del Señor.