¡Que historia más conmovedora y ejemplar! este hombre, no se detuvo en su propósito de ayudar a la pequeña, ni midió si habría consecuencias familiares por su retraso en el regreso a casa, su impulso fue ayudar, su corazón se llenó de piedad y sin más, dió todo de sí mismo...¡que hermoso gesto!!
El llegar incluso a olvidarse de sí mismo, por ayudar al desprotegido, es un acto sublime de amor, muy agradable a los Ojos de DIOS.
"Lo que dejaron de hacer por uno de éstos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mi!"
“El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí”
Mc 9, 30-37
En estas dos sentencias que pronunció Jesús, nos deja claro que ÉL se reviste en el pobre, en el necesitado, en el desprotegido, siendo ÉL, por lo tanto quien recibe directamente la caridad o el desprecio a la indigencia.
DIOS no se deja ganar en generosidad, y retribuye con creces a quien ayuda con amor a su prójimo. El primer "pago" se recibe automática e inmediatamente, con la satisfacción íntima y personal que proporciona el "dar"...doble esta satisfacción si se logra arrancar una sonrisa de alegría o alivio, a quien recibe.
Muchas gracias, Pequeña, hoy nos has dejado una profunda reflexión, una "jaladita" de conciencia.
Flaquita